En los últimos años han aumentado considerablemente las consultas de pacientes que desean mejorar el aspecto de sus genitales externos. En ocasiones el motivo es funcional, pues algunas deformidades, como los labios menores excesivamente grandes, pueden provocar molestias en las relaciones sexuales. En otros casos lo que la mujer desea es corregir los signos de envejecimiento que también afectan a los genitales, como la pérdida de volumen de los labios mayores.
Ante estas demandas la Cirugía Plástica puede ofrecer varias técnicas quirúrgicas, la mayor parte de ellas muy poco agresivas, para devolver a los genitales femeninos un aspecto más juvenil y estético. Esta mejoría del aspecto de los genitales externos puede proporcionar una mejoría psicológica y funcional en la estimulación y satisfacción sexual (Goldman, 2009).
Como toda intervención de Cirugía Estética, ésta se debe plantear de acuerdo a unos principios éticos. El primero de ellos se refiere a la autonomía de la paciente, es decir, la paciente debe ser mayor de edad, estable desde el punto psicológico y dar su consentimiento informado para la intervención. En segundo lugar, la intervención debe atenerse al principio de no maleficencia, es decir, no provocar una disfunción genital o sexual. Por el contrario, la intervención debe provocar un beneficio a la paciente, para lo cual el cirujano debe contar con un entrenamiento y experiencia adecuados para la realización de la operación. Por último, al ser intervenciones estéticas, se deben acoger al principio de justicia, o lo que es lo mismo, su coste no puede ser imputado a la sociedad sino asumido por la propia paciente.
Existen tres grupos de alteraciones estéticas de los genitales externos femeninos que pueden ser corregidas: las que afectan a los labios tanto mayores como menores, al clítoris o al monte de Venus o región pubiana.
Las labioplastias son intervenciones para corregir deformidades estéticas de los labios vulvares. Las más frecuentes son las denominadas ninfoplastias que reducen el tamaño excesivo de los labios menores. Cuando éstos son excesivamente grandes, además de poder ser considerados antiestéticos, pueden provocar molestias en las relaciones sexuales. La intervención consiste en la reducción de los labios menores, con lo que se logra una mejoría estética y funcional. En caso de que sean los labios mayores los que aparezcan muy voluminosos, se pueden reducir mediante una técnica de liposucción. En otras ocasiones, el paso del tiempo atrofia estos labios mayores y para devolverlos un aspecto más juvenil se recurre al relleno de los mismos con grasa obtenida de otra parte del cuerpo.
En lo que respecta al clítoris, con el paso de los años el capuchón de piel que lo cubre puede distenderse reduciendo la exposición del propio clítoris. Esto puede provocar una reducción de la estimulación del clítoris. Con una sencilla intervención de reducción del exceso de piel del capuchón clitoridiano se logra aumentar la exposición del clítoris.
Al igual que la mayor parte de los tejidos del cuerpo, con la edad el pubis se descuelga. Para corregirlo se realiza el denominado lifting de pubis que logra elevar el mismo dando un aspecto más juvenil. Por otra parte si el pubis o monte de Venus es muy voluminoso y antiestético, se realiza una liposucción láser del mismo para aplanarlo y hacerlo más estético y juvenil.
En definitiva, la Cirugía Plástica puede ofrecer varias opciones mínimamente agresivas para mejorar el aspecto estético de los genitales femeninos, lo cual puede mejorar significativamente la satisfacción de la mujer.